Habíamos estado hablando un buen rato, tiradas en el césped, en el club. La idea era pasar la tarde al aire libre, tomando sol, pero Carmen se trajo una novelita erótica y no tuvo mejor idea que contarme lo que estaba leyendo.
Carmen es de mi misma altura, de pelo castaño pero más claro que el mío. Siempre le admiré las tetas y el culo. Me parecen mejores que lo que yo tengo, pero ella dice lo contrario. No es la primera vez que hablamos de cosas eróticas, incluso en la oficina. En realidad, hace tiempo que teníamos curiosidad, o sea, que nos teníamos ganas. Pero no es fácil pasar del dicho al hecho. Supongo que lo de la novela erótica fue un detonante, porque ese día estaba tan caliente y al mismo tiempo tan cohibida que se me ocurrió escribir un desafío en mi celular y mandárselo por sms: (more…)