DE SUEÑO A PESADILLA II: EL REENCUENTRO

abril 20, 2018

Cuando Laura se fue de casa me quedé en la cama hasta que tuve que ir al baño. Fue como si, de improviso, me vinieran ganas de orinar. Tan súbito fue, que tuve que ir casi corriendo. Oriné y me quedé un largo rato sentada en el inodoro, con las manos en la cara. Después me metí en la ducha y dejé que el agua corriera y me limpiara hasta que la piel de las manos quedó arrugada. Quería que el agua se llevara todo.

Me sequé y me metí directamente en la cama, enfundada en un pijama a pesar de que hacía calor. No me desperté hasta el otro día al mediodía y ahí lo único que hice fue llamar al trabajo y dar parte de enferma.

Recién dos días después salí de casa y fue para ir a trabajar. No es que estuviera lastimada: apenas algunas marcas en tetas, brazos y piernas pero ni siquiera eran moretones. Apenas huellas, que solamente yo podía definir, de los dientes, dedos y uñas de Laura. Por ejemplo, un poco arriba y un poco abajo de mi pezón izquierdo se veían marcas apenas rojizas. Tratando de revivir lo que había pasado, ahora creía que fue una de las tantas veces que me mordió las tetas, más precisamente cuando ella luchaba por evitar que le hundiera dos dedos en la concha. Creo que esa vez me hizo gritar pero, en vez de aflojar, le apuñale la concha y le saque un alarido.
O la parte interna de mis muslos, que todavía estaba enrojecida, por los roces de su cara y lengua cuando hicimos el último 69.

Durante los días siguientes traté de no pensar, pero en los ratos libres del trabajo no podía evitarlo. No es que recordara lo que habíamos hecho. La verdad es que durante varios días en lo único que pensaba era en cómo se me había ocurrido hacer lo que hice. Sentía vergüenza, bronca y hasta asco.

Las primeras escenas vinieron durante el sueño y recién después durante el día. Eran como fogonazos, cada vez más vividos, de nosotras, entrelazadas, devorándonos, cogiéndonos, matándonos, fundiéndonos, penetrándonos, violándonos…no sé, no sé cómo describirlo. Lee el resto de esta entrada »

DE SUEÑO A PESADILLA

enero 16, 2015

Estamos enfermas.

Después de como acabamos hace unos días, no sé qué hacer.

No puedo quitarme las imágenes de la cabeza: nos veo revolcándonos desnudas, siento su piel su olor, su sudor, su aliento, sus brazos aferrando mi espalda, atrapando mi pelo, sus piernas enredadas con las mías. Quiero desesperadamente su cuerpo contra el mío, pero tengo muchísimo miedo. Lee el resto de esta entrada »

LAS REGLAS

enero 22, 2014

Habíamos estado hablando un buen rato, tiradas en el césped, en el club. La idea era pasar la tarde al aire libre, tomando sol, pero Carmen se trajo una novelita erótica y no tuvo mejor idea que contarme lo que estaba leyendo.

Carmen es de mi misma altura, de pelo castaño pero más claro que el mío. Siempre le admiré las tetas y el culo. Me parecen mejores que lo que yo tengo, pero ella dice lo contrario. No es la primera vez que hablamos de cosas eróticas, incluso en la oficina. En realidad, hace tiempo que teníamos curiosidad, o sea, que nos teníamos ganas. Pero no es fácil pasar del dicho al hecho. Supongo que lo de la novela erótica fue un detonante, porque ese día estaba tan caliente y al mismo tiempo tan cohibida que se me ocurrió escribir un desafío en mi celular y mandárselo por sms: Lee el resto de esta entrada »

SUEÑO CUMPLIDO

enero 17, 2014

Estaba en el gym, terminando de hacer la rutina de los lunes, miércoles y viernes, cuando la vi.

En primer lugar, aunque suene mal, me gustó porque parecía una versión mía con veinte años menos, (tengo 42, aclaro): Mi misma altura, 1,70, mi mismo pelo, castaño claro tirando a rubio, largo hasta los hombros. Ojos de un celeste más claro, los suyos. Piel correctamente bronceada y un físico trabajado, con músculos pero nada hombruno.

Hasta vestíamos parecido: calzas negras hasta los tobillos, musculosa de lycra y zapatillas negras. El modelo de la musculosa era idéntico al mío, solo que en lugar de ser negro era blanco y, lo más interesante, en el pecho, en letras rojas decía “I Love Wrestling!” (Amo luchar).

Me acerqué a ella, con una sonrisa, y le dije:

– Me too – Lee el resto de esta entrada »

MARÍA Y LA PANTERA

abril 23, 2010

Estaban desnudas, paradas frente a frente en el living de su casa, bañadas en transpiración. María sentía que peleaba contra una gata salvaje y, aunque los golpes le dolían, no lo podía creer.
– Para violarte no necesito ni sacarme los guantes – le susurró Silvia. Lee el resto de esta entrada »